La mosca blanca, una de las plagas más difícil de combatir

La mosca blanca es un pequeño insecto, de alas casi transparentes. Se encuentran en el envés de las hojas, donde forman colonias. A diferencia de otras plagas que afectan a las plantas ornamentales, por su capacidad de volar y la lanosidad que producen, la cual les sirve para impermeabilizarse de los agroquímicos; las convierte en una de las plagas más difíciles de erradicar sino se las controla a tiempo.

Lo más adecuado, es combatirlas cuando se encuentran en estado de ninfas, son inmóviles y aún no poseen la capacidad de volar. Luego de adultas, vuelan antes que el producto las alcance. La mosca blanca se reproduce con Tº cálidas entre 26-32 ºC. Se desarrollan rápidamente y son transmisoras de virus, al igual que los pulgones. Poseen un aparato bucal picador, se introducen en los tejidos vegetales absorbiendo sustancias nutritivas e inyectando toxinas.

Daños que ocasionan las moscas blancas:

• Provocan clorosis y alteraciones en la cara superior de la hoja.
• Enrulamiento de las hojas.
• Producen melado y sobre éste la aparición de fumagina (hongo negruzco en forma de fieltro), consecuentemente dificulta la fotosíntesis de la planta.
• Ocasionan reducción de crecimiento.

Para combatir la mosca blanca adulta podemos destacar el Confidor como una excelente opción y el Clorpirifós; ambos insecticidas sirven para erradicar incluso a los pulgones.

Es muy importante aplicar el producto adecuado en tiempo y forma, siguiendo las instrucciones del fabricante, respetando las dosis y efectuar una aplicación uniforme sobre toda la planta afectada, no intoxicarla, volver aplicar según indicaciones en el prospecto para no generar una resistencia (este caso se da cuando una plaga dejar de ser susceptible a un producto por el cual era controlado anteriormente).

Los productos químicos actúan de una manera más rápida en comparación a los orgánicos, aunque no hay que abusar del uso. En lo que se refiere a hortalizas, plantas aromáticas y todo tipo de plantas que se vayan a ingerir como los frutos de los árboles frutales, es imprescindible leer atentamente el período de carencia como todas las instrucciones del fabricante y sumo cuidado a la hora de su aplicación. Preferentemente durante el día, con horas de sol.

Existen tratamientos caseros, naturales y ecológicos; aunque requieren de una aplicación perseverante, constante y diaria, mediante un tratamiento más extenso para poder combatirlo. Este tipo de tratamientos son los que se utilizan en los huertos orgánicos, los cuales deben estar libres de fertilizantes químicos y de fitoterápicos.

Agua jabonosa:

Diluir 10 gramos de jabón blanco de lavar la ropa (sin perfume, ni aditivos) en 1 litro de agua. Mezclar bien y pulverizar las plantas, hojas y tallos afectados. También se puede embeber un algodoncito en esta misma agua jabonosa y pasarla bien por ambos lados de las hojas y tallos, es más efectivo para el 1º día de tratamiento y durante los 2 siguientes días, pulverizar toda la planta. Lo ideal es repetir la aplicación entre 2 y 3 semanas.

Agua de Tabaco:

Colocar en una botella, 1 litro de agua, agregar 60 gramos de tabaco, dejar macerar durante 7 días (pueden ser de 24 a 48 horas, aunque será más suave), se le puede agregar también las colillas de los cigarrillos. Colar y luego pulverizar, toda la planta afectada e incluso la tierra.