Las Camelias, consideradas uno de los arbustos más elegantes con sofisticadas y atractivas flores, son las reinas del jardín durante el invierno y comienzos de la primavera. Son arbustos longevos, con hojas perennes de color verde oscuro y lustrosas. De porte erguido y extendido que con el pasar de los años pueden alcanzar hasta los 10 m. de altura. Sus apreciadas y vistosas flores solitarias poseen diferentes formas: simples, semidobles, anémona, forma de peonía, forma de rosa y doble formal. Con extravagantes colores, están disponibles en una paleta que va desde el blanco, rosa, rojo y jaspeados combinados. Salvo un pequeño grupo de especies originario de China y Vietnam que producen flores de color amarillo claro o bronce. Según la variedad y cultivar comienzan a florecer desde finales del otoño hasta finales de la primavera. Son aptas tanto para el cultivo en tierra como en contenedores.
Exposición solar
Prefieren una ubicación de sombra, media sombra o sombra parcial. Solo pueden tolerar el sol de la mañana. El sol directo a partir del mediodía le quema las hojas.
Floración
La floración de las Camelias es a partir de finales del invierno y comienzos de la primavera. Según la variedad como la Camellia sansaqua florece desde finales del otoño y durante el invierno. La Camellia japonica la más común florece desde finales del invierno y comienzos de la primavera.
Temperatura
Las Camelias son resistentes al frío. Aunque crecen y se desarrollan mejor en climas suaves y húmedos. Requiere una exposición protegida del viento. La mejor época para plantar una Camelia es durante el otoño, cuando todavía el suelo está cálido, para fomentar el crecimiento y desarrollo del sistema radicular.
Riego
El suelo debe estar húmedo. No hay que olvidar que son nativas de regiones de sotobosques umbríos y húmedos. Requieren de un riego regular en las diferentes épocas del año. Recién plantadas, en el verano que empiezan a producir los capullos florales y durante el otoño-invierno cuando florecen. Es importante que sean aguas blandas. No toleran el agua dura con cal.
Suelo
Las Camelias son plantas acidófilas, significa que requiere un sustrato ácido como la turba. Esto quiere decir un suelo con un PH bajo. Para lograrlo es importante realizar un aporte de turba o pinocha. También se puede agregar sulfato o quelato de hierro. Es recomendable al plantarlas agregar al sustrato harina de hueso, un fertilizante orgánico de liberación lenta, para evitar la caída prematura de los pimpollos. Asimismo necesita un sustrato permeable, rico y húmedo.
Plagas y Enfermedades
Pueden sufrir podredumbre gris-Botrytis cinerea en los pimpollos, las flores son sensibles a este hongo patógeno, provocando podredumbre en el cáliz y la corola. La ciborinia camelliae es otro hongo que produce el marchitamiento precoz en las flores. También puede ser atacada por cochinillas y mosca blanca.
Reproducción
Las Camelias se pueden multiplicar por varios métodos de reproducción: por esquejes semimaduros, por esquejes de madera dura, por semillas, por acodo y por injerto. Mediante semillas y acodo son las formas más sencillas de reproducirlas.
Variedades:
Camellia sansaqua: florece desde finales del otoño y durante el invierno. Se adapta a una posición solar de pleno sol.
Camellia japonica: la más conocida y popular de las Camelias, florece desde finales del invierno y comienzos de la primavera.
Camellia x williamsii: florece desde finales del invierno y comienzos de la primavera.
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