El bonsái es el pequeño árbol que crece en una bandeja. Bon significa bandeja o recipiente y Sai es un sustantivo que se traduce como crecer. Las principales técnicas de mantenimiento de los bonsáis son:
Ubicación-Luz
Los bonsáis se los puede clasificar en de interior y exterior, en función de su origen. Los de interior son las especies procedentes de las regiones tropicales y subtropicales. No toleran los climas fríos y con heladas. Entre estos podemos mencionar: Carmona, Cítricos, Ficus, Granada, Olivo, Ligustrum, Pyracantha, Sageretia, Serissa y Zelkova entre las especies más difundidas en este milenario arte del bonsái.
Condiciones para el cultivo de bonsáis en interiores:
- Una excelente luz natural, al lado de una ventana.
- Evitar el sol directo y las corrientes de aire.
- Lejos de cualquier sistema de calefacción.
- Temperaturas mínimas entre 10 y 16 ºC.
- Requieren de humedad ambiental entorno al 50 %.
Dentro de las especies de exterior hay especies más sensibles que requieren de una exposición a media sombra, como por ejemplo: Acer, Betula, Carpinus, Fagus, Larix, Quercus y Tamarix. Los Olivos y Manzanos son especies más resistentes. Durante el período de invierno es importante proteger los bonsáis de las heladas, sobre todo en las raíces.
Riego
La clave de saber cuidar un bonsái, está gran parte en el riego. Ya que es un pequeño arbolito cultivado en una pequeña maceta, requieren de un riego periódico. Asimismo es importante saber encontrar el equilibrio entre evitar un exceso de riego, por el cual se pueden morir por una pudrición de raíces como de la falta de riego que puede conllevar a una defoliación por deshidratación.
Al igual que las orquídeas los bonsáis es recomendable reglaros con agua que haya estado previamente en reposo, mínimo unas 24 horas, técnica que ayuda a evaporar el cloro. No obstante otra alternativa es el agua de lluvia.
Fertilización
Los bonsáis al vivir en una reducida maceta requieren de una fertilización más frecuente que el resto de las plantas para evitar que se queden sin las reservas necesarias de los nutrientes del suelo. Es recomendable realizar pequeñas y constantes fertilizaciones que una pocas y aisladas fertilizaciones. Tanto en primavera como en otoño deben abonarse con frecuencia. En primavera es la época de mayor desarrollo y en otoño para que la especie esté más fuerte de cara al invierno. Durante el invierno no requiere fertilización. En el verano la fertilización es menor ya que la mayoría de las especies ralentizan el crecimiento y consecuentemente demandan menos fertilizante.
Trasplante
Los bonsáis requieren de ser trasplantados para proveerlos de un sustrato nuevo, desenredando y podando ligeramente las raíces. Es recomendable proporcionales un sustrato especial para bonsáis. Generalmente, los bonsáis más jóvenes necesitan ser trasplantados más frecuentemente que las especies adultas. La época idónea es cuando están en reposo, antes que comience la primavera. Una vez trasplantados para favorecer la recuperación del bonsái es conveniente la fertilización con uno específico para bonsáis.