Los ejemplares podados, a los costados de la fuente, la enmarcan y dirigen la mirada hacia ella
Los Árboles, son plantas leñosas, con un tronco principal y en su gran mayoría único; pueden ser de follaje caduco o perenne. Sus magnitudes varían según las especies, teniendo como referencia 3 posibles categorías de tamaño, los pequeños (hasta 10 metros), los medianos (entre 10 y 15 metros) y los ejemplares grandes (a partir de los 15 metros de altura).
Tenemos árboles de vida corta como es el caso del Populus alba-Álamo plateado, con una alta tasa de crecimiento, y árboles que pueden vivir desde varias décadas y hasta siglos como el Roble europeo-Quercus robur; el cual tiene una esperanza de vida entre 500 y 700 años, con una tasa de crecimiento menor. Los árboles, por lo general, cuanto más rápido crecen menos años viven y viceversa. Cuanto más lento es su crecimiento -como es el caso de las coníferas- las especies son más longevas.
Las formas de los Árboles junto con su follaje son una de las características y cualidades ornamentales más importantes a la hora de diseñar nuestros jardines. Dichas características, nos brindarán los elementos necesarios para así poder crear contrastes, manchas de colores y armar grupos de diferentes escalas de magnitudes, teniendo en cuenta siempre nuestros objetivos y necesidades.
Las formas y el tipo de follaje –no solamente si es caduco o perenne-, la textura y la densidad, son factores clave según nuestras necesidades.
Tenemos que tener en cuenta siempre las características de las diferentes especies, el tamaño en relación directa con la superficie, el follaje; tanto si es caduco o perenne en relación a las sombras que proyectará y qué tipo de follaje, ya que pueden ser sombras muy densas como sombras ligeras, el color y la textura, en relación más directa con fines estéticos y de diseño, así como las flores y los frutos, los cuales nos aportarán un interés y valor agregado.
Los Árboles por ser el grupo de plantas, junto con las coníferas, las de mayor porte y vigorosidad, son las que forman y dan la estructura a los espacios verdes. Por este motivo es muy importante elegir bien las especies a plantar, teniendo en cuenta cual será su tamaño a futuro (entre 10 y 20 años), tanto en altura como en diámetro de copa; sin olvidar la orientación , para calcular las sombras que proyectarán en nuestro jardín, algo que por lo general se suele pasar por alto, si no está hecho por un profesional.
En los jardines de grandes superficies, los árboles plantados en hileras nos protegen del viento y del ruido, hay varias especies que son idóneas para el diseño de cortinas rompevientos.
También se pueden cultivar de forma individual, como ejemplar destacado, creando así un punto focal o de interés. Podemos crear importantes grupos de árboles de la misma especie o diferentes, con el objetivo de crear manchas de colores, contrastes ya sea de textura, colores, formas y tamaños. Si disponemos de espacio para varios árboles, es muy interesante armar bosques de la misma especie, creando amplios lugares de sombra.
Son muy idóneos para enmarcar caminos, accesos principales, crear límites y diferentes espacios en los jardines, como por ejemplo, protegiendo de la intimidad de casas vecinas o creando lugares de intimidad.
Los árboles de hoja caduca nos proporcionan sombra en verano y dejan pasar el sol en el invierno en los climas más fríos. Es muy importante combinar ambas especies caducas y perennes para así poder mantener el interés todo el año en nuestro jardín, durante las cuatro estaciones; las especies caducas con sus colores otoñales son muy requeridos y necesarios para lograr el atractivo en el otoño y en la primavera al verlos despertar y florecer en el caso de los que tienen flores, y luego frutificar.
No podemos olvidarnos de las condiciones, otro factor clave, tanto climáticas como edáficas. Tendremos que analizar y tener en cuenta antes de seleccionar las especies que se adapten al clima de la zona, temperaturas mínimas y máximas que toleran y sobre todo si son climas fríos, que resistan las heladas.
En relación al suelo, es importante saber el tipo de suelo del emplazamiento y al plantarlo darle los requerimientos necesarios, como un buen drenaje, una buena materia orgánica, y luego ya más específico que tipo de sustrato prefiere la especie, más o menos ácido, para así poder agregar turba, pinocha, etc. Es conveniente también, comprobar que su crecimiento no se verá obstaculizado por cables aéreos y/o que su sistema radicular pueda invadir tuberías subterráneas, alcantarillas, desagües, etc.
Un Árbol, tarda varios años en ser autosuficiente, por lo que es recomendable, los primeros años darle el cuidado que se merece. Como también si se cultiva en una zona de vientos, es fundamental tutorarlo, para ayudarlo a que se desarrolle firme.