Buenos Aires, la ciudad de los balcones

 

 
Artículo publicado por Roberto González Montaner para el clarin.com

Hay balcones que hicieron historia. El más emblemático, el de la Casa Rosada. Seguido, seguramente, por el del Cabildo porteño. Técnicamente, un caso de “balcón volado” y “galería” al mismo tiempo, inmortalizado por la Billiken y los manuales de la primaria.

Pero además de salir en las estampitas por lo que ocurrió en ellos, los balcones tienen protagonismo en la arquitectura de Buenos Aires. Será por nuestro clima, que permite gozar del exterior varios meses al año, por la necesidad de tener un poco de verde en nuestra casa o simplemente por el placer de sentarse a mirar pasar la gente por la calle.
Hay otros balcones no tan populares, pero bien singulares, como los del ex diario Crítica (1926), en Avenida de Mayo 1333, con su geometría Art Déco. O los del edificio La Inmobiliaria diseñados por Luis Broggi (1902), allá arriba en forma de loggia , en la misma avenida.

Claro que hay más artísticos. Los de la época Art Nouveau son un festín. En la avenida Rivadavia 2031, las barandas de los balcones del Palacio de los Lirios (1905), proyectado por Eduardo Rodríguez Ortega como si fueran parte de una enredadera de lirios, es un derroche de imaginación. Y los de la Casa de los Pavos Reales (1915), edificio diseñado por Virginio Colombo en Rivadavia 3222, que apelan a faunas exóticas para caracterizarlo. También como este último están los de formas curvas, como en el Palacio Vera (ex Hotel Centenario), Avenida de Mayo 766, de Arturo Prins y Oscar Ranzenhofer, y los del petit hotel de Suipacha 940, de Bernardo Milli.

El Racionalismo en los años 30 los planchó: los hizo bien lisitos y blancos, apenas con un caño de acero inoxidable de baranda. La Maison Garay (1935) en la avenida Juan de Garay 401, la Perú House (1934) en Perú 1417 y el Edificio Minner en Arroyo 804, los tres proyectados por el arquitecto Jorge Kalnay; y el edificio de Libertador y Lafinur (1936) de Sánchez, Lagos y De la Torre, son ejemplos de los que luego tiñeron con esta estética y ética de lo mínimo la ciudad.

La Ley de Propiedad Horizontal de fines del 40 generó nuevas familias de balcones. Los más comunes y tacaños de 1 por 1,5 metro solo sirven para asomarse o poner una plantita. Una versión un poco más generosa, el balcón corrido, domina gran parte de las avenidas, en especial las de la zona norte. Otro tipo de balcón corrido y previo a los mencionados es el que rige en el piso superior de los edificios de las dos diagonales, para darles una conformación pareja.

Los mejores son los que tienen más profundidad. Por caso, el de la torre de Castex 3335, diseñada en 1975 por Clorindo Testa. O los de los departamentos de Rosario y Viel. Inmejorables, tan anchos y profundos como para poner mesas o reposeras. Y además, mirando hacia el Norte, la mejor orientación, en el primer caso; o hacia el Parque Rivadavia, en el segundo.

La definición de balcón del Diccionario de Arquitectura en la Argentina de Liernur-Aliata ( Clarín , 2004) dice: Voz que procede del italiano balcone. Estructura saliente de la fachada de un edificio, en correspondencia con los planos horizontales de este, que se realiza para construir un espacio exterior o semiexterior, en general como prolongación de los locales internos.

Pero, además, los balcones pueden tener otros usos. Eso de salir al balcón como lo hacía Julieta (la de Romeo y Julieta ) para encontrarse con su amado o Perón para saludar al pueblo. El de la Casa Rosada, tiene alto valor simbólico. La última versión de este tipo de balcón fue propuesta por uno de los equipos finalistas de la nueva sede para la Jefatura de Gobierno porteño en Barracas. Proponen un edificio que culmina en un balcón con vista a una gran plaza que organizará el futuro Distrito Cívico porteño. En la memoria descriptiva del trabajo presentado dicen: “La escena del balcón de la victoria y el espacio público con los adherentes está instalada en el imaginario nacional. Una gestión que pueda concretar la refundación del Sur puede aspirar a tener su propio balcón.” Un poco mucho, ¿no?

 

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